Se trata de un viejo lugar de culto, pues se tiene constancia de su existencia desde el año 963, en que fue donado a la diócesis de Astorga por el obispo de Ourense Diego I. Fue abadía y Real Monasterio dúplice (para hombres y mujeres) hasta finales del siglo XIII, cuando comenzó su decadencia.
Actualmente sólo queda en pie la iglesia, con muchas remodelaciones sobre la original, pero al sur de ésta hay restos de los antiguos edificios monásticos. Testigos de este largo pasado son unos sarcófagos, hallados en una sacristía subterránea bajo el gran edificio de la rectoral, que datan de la Alta Edad Media. En su interior se encontraron monedas del emperador romano Constantino el Grande, del siglo IV de nuestra era.
De la iglesia de este antiguo monasterio (siglos X y XI) se conservan una ventana geminada (con dos pequeños arcos en herradura), y dos interesantísimos relieves. Uno de ellos representa la Epifanía, con la Virgen sentada en la cátedra y el niño Jesús en el regazo; delante de ellos, los tres Reyes Magos les ofrecen sus presentes. El otro provoca cierta controversia, pues no parece claro si muestra la Flagelación o la Resurrección. Las tres piezas se encuentran depositadas en el Museo Arqueológico de Ourense.
La iglesia actual, ya en desuso, data de la Edad Moderna (siglos XVI - XVIII). De una nave y capilla mayor cuadrangular, es de estilo barroco y buena cantería. Adosada a la fachada, en el lado norte, se yergue una poderosa torre de dos cuerpos construida en 1779. Sobre la puerta de entrada luce una estatua barroca de San Juan Bautista, su patrón. En el interior cuenta con varias piezas reseñables, como el retablo mayor, que representa la Resurrección, y la cruz parroquial, de plata repujada y estilo renacentista.